Admitir la envidia no es una labor fácil, generalmente es más fácil reconocerla en otros. » No es envidia lo que siento, es otra cosa» me decía un directivo sobre un compañero de trabajo hace un año . ¿Cómo describirías este sentimiento que no identificas cómo envidia? le pregunté. » Es una sensación distinta , como si me molestará que le fuera tan bien en el trabajo. Me irrita que se lleve bien con los jefes – me explicó- pero no quiero su puesto, por lo que no es envidia lo que siento… Sin embargo , siento que me deja en la sombra , porque es muy abierto , sociable y simpático , mientras que yo no soy así … además el tiene una Licenciatura técnica y yo no…. Él se gana a la gente muy fácilmente y yo no puedo, no sé como hacerlo. Tiene conocimientos y experiencia en gestión que yo no tengo…Siento que es injusto , y que si la gente pudiera ver cómo es en la realidad , verían que el que vale aquí soy yo. Él no es tan bueno como creen . Yo sé mejor que nadie lo que sabe y lo que no sabe hacer , he trabajado con él . ¡ Los tiene a todos engañados! terminó con furia.
Igual que a mi me lo dijo a otras personas también decía lo mismo de esa persona … en definitiva criticaba a esta persona constantemente , con los gestos y palabras que decía o hacia sobre él en sus conversaciones.
Esta persona sentía envidia , pero no podía identificarla como tal. Sin embargo , una vez que entendió y aceptó lo que sentía , obtuvimos un punto de partida para empezar a cambiar estos sentimientos apoyándonos en sus propios valores , capacidades y fortalezas.
Pero ¿Qué es la envidia?
La Envidia es el sentimiento de tristeza o pesar producido por el bien ajeno , y el deseo intenso de poseer algo que otro ya tiene. Al envidioso le desagrada la felicidad o el éxito de otra persona , y tiene la necesidad de que el enviado sea desgraciado … Intenta de forma directa o indirecta privar al otro del bien , sea para conseguirlo para sí o por el mero hecho de que el otro no lo pueda poseer. La envidia es una de las mayores causas de infelicidad tal como dice Bertrand Russell.
El sentimiento de envidia tiene la capacidad de cambiar a una persona en todos los planos, y la de transformar algunos sentimientos en sus opuestos ( como, por ejemplo, pasar de sentir amistad por alguien a sentir la necesidad de aniquilarlo). Generalmente ,el envidioso intenta disfrazar ese sentimiento .
El envidioso, en muchas ocasiones, ataca aspectos del envidiado que no son fácilmente comprobables, e intenta destruir su imagen a través de difamación sin fundamento. El envidioso en el fondo siente que él carece de atributos y cualidades , y suele tener un profundo sentimiento de inferioridad.
Una persona puede sentir envidia de un familiar , amigo, vecino , compañero de profesión o incluso de algún desconocido . A menudo lo envidiado son valores que incluyen el reconocimiento, el prestigio, el estatus , poder, dinero y posesiones… A veces con anterioridad a la envidia , existen sentimientos de admiración; es decir, se valoran cualidades o posesiones en otro, aunque se deseen para uno mismo y no se posean. Pero estos sentimientos se transforman en envidia cuando no se puede soportar el hecho de que otra persona , el envidiado, posea algo determinado que el envidioso no puede obtener.
Aquí surge la rabia en el envidioso y empieza a dedicar una gran parte de su energía a criticar , con la intención de destruir ,al envidiado. Cuando alguien no deja de criticar a otro o a otros ¿Qué sentimiento hay detrás? ¿Puede ser envidia?
Un cuento infantil que representa con mucha claridad este sentimiento es el de la serpiente y la luciérnaga:
Cuenta una leyenda que una vez una serpiente empezó a perseguir una luciérnaga. Esta huía rápido con miedo de la feroz predadora, pero la serpiente no desistía. Huyo un día , dos días y el tercer día sin fuerzas , la luciérnaga paró y le dijo a la serpiente:
– ¿Puedo hacerte tres preguntas?
– No acostumbro a dar este privilegio a nadie , pero como te voy a devorar, puedes preguntar-contesto la serpiente.
– ¿Pertenezco a tu cadena alimenticia ?
-No-contestó la serpiente.
-¿Yo te hice algún mal?
-No -volvió a responder la serpiente.
-Entonces. ¿por qué quieres acabar conmigo? -pregunto la luciérnaga.
-¡Porque no soporto verte brillar!
Para superar la envidia recomiendo ante todo evitar las comparaciones y disminuir la atención que les dedicamos a los demás; centremos la atención en nosotros mismos y en nuestros aspectos positivos para conseguir equilibrio y objetividad. Evitar las comparaciones no solo favorece las buenas relaciones, sino que establece objetivos en función de las propias posibilidades y capacidades.
1 Comentario
su
Yo reconozco que era muy envidiosa de pequeña… me di cuenta enseguida. Pero he mejorado muchísimo!!!! 😛