En nuestro trabajo de acompañamiento de las empresas en su camino hacia su TRANSFORMACIÓN CULTURAL nos damos cuenta de algunas cosas que me gustaría compartir.
La CULTURA es a la empresa lo que el carácter a las personas. Seguro que si te pido que me digas lo que te viene a la cabeza cuando te nombro organizaciones como por ejemplo Decathlon, Google, Apple,… me describes parte de su cultura.
La cultura de la empresa se construye con cada acto de cada persona que la compone, como muestran su responsabilidad, su compromiso, implicación, como trabajan en equipo, con qué nivel de colaboración, su resiliencia, su agilidad, su capacidad de decisión, su orientación a la satisfacción cliente…
La cultura de la empresa se suele resumir en los valores que más la identifican. Es el ADN de la compañía.
Si la empresa es de nueva creación es fundamental, antes de nada, definir, formalizar y hasta sacralizar los comportamientos que queremos que reinen.
Si la empresa ya es una organización consolidada, hay que identificar que valores (comportamientos) predominan y cuales los que hoy no forman parte pero que los creemos fundamentales para conseguir nuestra visión, los denominados valores aspiracionales.
Por lo tanto, como podéis deducir, el papel de la dirección y sus líderes es fundamental y será el de “abonar“ la empresa para que crezcan los valores que se quiere, porque, en definitiva, la cultura es un caldo de cultivo donde crecerán unos comportamientos determinados.
Otro aspecto importante es que tendemos en las empresas a hablar más de estrategia que de la cultura y como dice el dicho “La cultura se merienda a la estrategia”, porque una magnífica estrategia en una mala cultura no tendrá éxito pero al revés, la estrategia se mejorará.
Luego está la TRANSFORMACIÓN, término que da miedo, sobre todo a PYMES y empresas familiares donde reine el “esto aquí siempre se ha hecho así”.
La transformación implica un CAMBIO y todo cambio por naturaleza humana tiene su RESISTENCIA. Porque cambiar DUELE, exige trabajo, dedicación, tiempo, frustraciones…y esto a nuestro cerebro no le gusta. Se resiste siempre poniéndonos mil y una excusa. Es pasar de un estado conocido, por malo que sea, a uno desconocido y esto incomoda. Es increíble las zonas de “confort” en las que algunas empresas están conformes, negándose a iniciar cualquier cambio.
Por ello, lo más importante es el CONVENCIMIENTO por parte de TODAS las personas de la organización. No solo de la propiedad o de la dirección, ni del consejo de dirección, de TODOS.
Y para que haya convencimiento se necesitan 3 cosas: COMUNICACIÓN, PARTICIPACION Y UN PLAN.
Tenemos que implicar a todos y cada una de las personas que componen la empresa en un proyecto común.
¡Y a lo mejor te estas diciendo que con la cultura de empresa que existe en tu organización vais económicamente bien y para que transformarse!
Supongo que lo mismo se debieron decir empresas como Kodak, Olivetti, Avon, Nokia, Blockbuster,… Les pasó lo de la rana en el estanque, se fue calentando el agua poco a poco y cuando la rana se dio cuenta ya era demasiado tarde, RIP Rana.
Pues ahora se ve de lejos que el estanque va cogiendo cada vez más y más temperatura. Nos movemos en entornos volátiles, inciertos, complejos y ambiguos (VUCA) que exigen nuevas competencias individuales y colectivas como, por ejemplo:
- Adaptabilidad
- Agilidad
- Capacidad de decisión en la incertidumbre.
- Creatividad
- Resiliencia
- Comunicación
- Confianza
- Tolerancia al error
- …
Y esto necesita que la empresa tenga lo que hay que tener para reconocer que no se tienen ciertas competencias, para poder desarrollar las habilidades oportunas y para rendir al máximo. Lo que nos lleva a unir los dos términos TRANSFORMACION CULTURAL.
Identificar que comportamientos necesito que mi organización adopte o refuerce para adaptarme a los entornos en los que nos está tocando vivir (y los que vendrán) y CAMBIAR cosas.
Yo si fuera rana, me cambiaba de estanque, y ¿tu?