Un profesional rinde al máximo si entiende los valores de la empresa, conoce las metas y se siente libre para aportar ideas, e incluso, discrepar. Aunque a veces lo que más cuenta es que se valore su esfuerzo.
Cualquier empresa espera contar con el mejor grupo de trabajadores. Muchas, incluso, no escatiman gastos a la hora de contratar el mejor talento. Sin embargo, una vez que lo han conseguido se desentienden y, demasiado a menudo, se olvidan de algo básico: implicarlos. Nadie dará lo mejor de sí mismo si no se siente parte de un proyecto. El compromiso es un proceso activo que empieza dentro de cada uno de nosotros. Como directivos, entender qué nos hace participar y cómo podemos conseguir que otros se impliquen es la manera de avanzar para lograr objetivos y trabajar en un buen ambiente de trabajo.
De hecho, según una encuesta de Gallup, sólo el 27% de los empleados se siente implicado, frente al 54% que no lo está, y un preocupante 17% que se siente distanciado de su compañía. Con estos datos parece evidente que la búsqueda de compromiso debería ser una prioridad; y más, teniendo en cuenta que según un estudio de Hay Group los empleados con mayor nivel de implicación rinden un 20% más y son un 87% menos proclives a abandonar la organización

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