La forma que una persona se comporta o responde ante un cambio determinado está condicionada por su actitud. La actitud es la disposición mental que se adopta con respecto a una idea , un objetivo, una emoción o un comportamiento propio o ajeno.

En general, la disposición de las personas ante los cambios varía, pues depende de las experiencias vividas, de las relaciones, de las creencias que hemos ido construyendo a lo largo de la vida, y de su estado de ánimo en el momento. Unas actitudes son personales , ya que principalmente guardan relación con uno mismo ; otras son sociales , porqué están basadas en creencias , valores, y costumbres pertenecientes a un grupo o comunidad. Todos manifestamos actitudes negativas y positivas. Las negativas pueden dificultar numerosos aspectos vitales , como las relaciones o el crecimiento personal, mientras que las positivas, los favorecen  y facilitan.

Cuando deseamos promover cambios favorables en nuestra vida, es importante que primero identifiquemos y evitemos aquellas actitudes que interfieren negativamente en nuestra capacidad para conseguir nuestros objetivos. Las actitudes negativas más habituales son : La resistencia , la agresividad, la agresividad pasiva ( olvido , dejadez, silencio, indiferencia), la manipulación , el miedo, el sabotaje y boicot a uno mismo, la indiferencia, las quejas, , el catastrofismo y el pesimismo.

Tener una perspectiva positiva y favorable en la vida es un ingrediente básico para afrontar los cambios y la adversidad .Las personas que pensamos en positivo presentan una mayor disposición a encontrar soluciones a los problemas y a asumir riesgos para mejorar y crecer. Pensar en positivo es compatible con la objetividad y la capacidad para afrontar las situaciones negativas de una forma realista.

La forma en la que interpretamos el mundo regula tanto  nuestros pensamientos como nuestras emociones. La actitud que tenemos ante las adversidades y los cambios influye drásticamente en nuestro estado de ánimo y nuestra percepción del mundo. De esta manera , los estados de ánimo positivos estimulan los recuerdos  agradables, mientras que los estados de ánimo negativos estimulan aquellos tristes y desagradables. 

Nuestros pensamientos influyen en la interpretación que damos a los acontecimientos vitales del pasado y del presente y, por ende, en nuestra actitud. Por lo tanto aprender a vivir con actitud positiva favorece nuestro bienestar emocional y facilita la posibilidad de alcanzar el éxito en los diversos ámbitos de la vida. Las actitudes positivas más habituales son : el optimismo, la actitud resolutiva, la asertividad , la proactividad, la diligencia ( prontitud, agilidad y eficiencia que llevamos a cabo una gestión), el sentido de la responsabilidad, la curiosidad.

¿Dónde se inclina más tu balanza ante las actitudes positivas o negativas?

1 Comentario

Yesenia Jimenez

su publicación es muy interesante, me ayudo mucho para mi trabajo de psicología.

febrero 23, 2013 - 4:41 pm Responder

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